viernes, 26 de febrero de 2010
MI DESPERTADOR
Un aullido sintético, cíclico,
envuelve la habitación magenta
devorando el silencio invisible
con sus fauces de watios,
ajeno al lamento turbio de las paredes,
a los pósters de John Wayne, al polvo
acumulado sobre el portátil.
Nuevamente, aquel rugido programado
en cenizas recordaba al cerebro
cuanto soñaba saborear
siquiera, unas migajas de libertad.
2 comentarios:
Lo malo de ese inmundo trasto, Fran, es que se convierte en reloj biológico.
Después de casi 9 meses pre-jubilado, sigo despertándome como un clavo, al filo de las 7 de la mañana.
Un abrazo.
Pepe.
Habría q incluir entonces la maldad de su legado, Pepe, xD
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